domingo, 4 de julio de 2010

Curso de Ángeles

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NUEVO CURSO DE ANGELES LECCIÓN 1



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¿Qué y quienes son los ángeles? Los ángeles son los “ayudantes invisibles” que tras una llamada nuestra están preparados para intervenir en nuestro favor, pero respetando siempre las leyes del karma.
Son seres de luz, de muchos niveles evolutivos, que se mueven con armonía en torno a nosotros. Son admirables seres cuyas vidas inspiran y crean todo en la naturaleza.
Los ángeles son seres espirituales, y todos nosotros somos seres espirituales, pero espiritual no es sinónimo de religioso, aunque muchas religiones puedan ser muy espirituales. La espiritualidad es algo que todos llevamos dentro y de los cual demasiado a menudo estamos desconectados. Lo espiritual en nosotros es lo que da sentido a la vida, haciéndonos conectar con nuestra esencia, con la paz mental. Descubrir el mundo del espíritu, nos dicen los ángeles, es como volver a nacer.
Los ángeles pueden hacernos recordar nuestro origen espiritual y nuestro fin divino. Pueden ayudarnos a restaurar nuestro estado lamentable y a vivir una vida de acuerdo con lo que realmente somos. Sólo tenemos que hablar con ellos, pedírselo humildemente, con fe, con esperanza, con convicción.
Seres de luz, los ángeles son manifestaciones de lo divino que esperan que los acojamos en la simplicidad y en la pureza del corazón, en los brazos del niño mágico que hay dentro de cada uno de nosotros. Quieren que los abracemos, pues ellos nos abrazan constantemente y nosotros no nos damos cuenta.
Es imposible compaginar en pocas clases una realidad que es tan múltiple y compleja como la de los ángeles.
Nada tengo que enseñar a nadie, sólo he intentado extraer lo mejor de muchos textos y he querido reunir pensamientos y filosofías a veces muy diversas entre sí: reunificar el pensamiento cristiano, el laico, cabalístico, teosófico, etc.
Leyendo todo el material disponible me di cuenta de que todas aquellas cosas que hasta entonces había solamente intuido, tomaban finalmente forma. En la mente y el corazón tenía un enorme ovillo de nociones, informaciones, conocimientos parcialmente míos y parcialmente “sugeridos”. La confusión y el desorden en mi mente empiezan a ensamblar el rompecabezas que representaba el estudio de los ángeles.
Estoy convencido de que una condición esencial para todo el trabajo con los ángeles es el convencimiento de su existencia, a tal fin es necesario que obtengamos la mayor cantidad posible de información sobre nosotros mismos y ellos, y describirlos de una forma que resulte aceptable a todos.
Hay demasiadas cosas por decir, algunas parecerán como de ciencia ficción, otras se darán por descontado. Lo trato de hacer lo mejor posible, con una inmensa humildad y con gran espíritu de servicio, pero mis medios son limitados, y Ellos, por el contrario, son tan complejos.
Estoy segura que mientras estoy escribiendo todo esto, estoy rodeada de los ángeles, y que Ellos me están ayudando a encontrar las palabras correctas y la información que conviene que yo transmita. Si en algo no resulta clara, desde ya no es una falla de Ellos, sino que no he sabido interpretarlos correctamente. A lo largo de mi vida estoy tratando de incrementar mi ya diario contacto con estos Seres de Luz.
Encontraréis, quizás en desorden, pero en total hermandad y más allá de todas las teologías, ángeles cristianos, cabalísticos, devas, espíritus de la naturaleza, todos lado a lado, con la perfecta armonía que les es característica, sin espíritu de competición, sin necesidad de confrontarlos entre sí.
El ángel es energía, es presencia, sea cual sea el nombre o la imagen con que la tradición humana le ha denominado. El ángel es realidad. Que el hombre moderno lo crea o no, el ángel existe, nada podrá cambiar su ser. No importa que no lo veamos; tampoco podemos ver el sonido de la música ni el olor de un perfume, sin embargo eso no hace que no existan. Además, el que no los veamos con nuestros ojos físicos no es lo más importante, ya que hay cosas como la electricidad, que tampoco no llegamos a ver, sino que solamente percibimos sus efectos.
Con los ángeles ocurre algo parecido. Por regla general, y salvo que ellos deseen lo contrario, no podemos verlos, pero sí podemos sentirlos. No es necesario hacer complicados ejercicios de visualización para ver a los ángeles. Sólo es necesario que percibas o, mejor dicho, que te des cuenta del fruto de su trabajo y que lo agradezcas.
Entre toda la información que te iré suministrando a lo largo de las clases, serán al final de tu mente y tu corazón los que hagan la elección, será tu instinto el que te guiará hacia el modo más afín con tu modo de ver, sentir y pensar.
Creo que es mi tarea la de ir eligiendo, seleccionando, extrayendo y compaginando los distintos temas hasta convertirlos en una base de aprendizaje útil.
Debemos comprender que los ángeles quieren ser nuestros amigos. Son nuestros compañeros en el viaje de la vida por este planeta cuyo amor, luz y sabiduría puede enriquecer nuestras vidas enormemente. Quieren compartir con nosotros y ayudarnos a crecer hacia el único destino espiritual que es el nuestro. Su guía y apoyo son maravillosos, y debemos alegrarnos y dar gracias por ello.
Y nuestro agradecimiento va – ante todo y en primer lugar – hacia la Fuente de la que procedemos tanto los ángeles como nosotros. Los ángeles en sí no son esta Fuente. No son divinos, aunque ellos, como nosotros, son inmortales. Si sus rostros brillan con una luz que no es terrenal, es porque están llenos de la Luz única.
Como ya he dicho, los ángeles son nuestros amigos, no nuestras herramientas ni nuestros criados personales a quienes podemos dar órdenes. Sirven a Dios, que es Amor, y la única agenda que conocen, es el Plan Divino.
Hay una clave en la misma palabra “ángel”, derivada del griego Angelos, que significa “mensajero”. Los ángeles son mensajeros de nuestro Creador. Contienen en sí los patrones básicos de la Creación, que se tornan manifiestos en nuestro mundo tridimensional.
Ellos obran con nuestras almas en conjunción con la Mente Universal, para ayudarnos a elevar la visión y el espíritu, recordándonos la verdad, la belleza y la bondad que existe dentro de todo. Al invocar a nuestros ángeles para que nos ayuden a ejecutar tareas tanto mundanas como inspiradas, podemos confiar en que todo sucederá de acuerdo con la Voluntad Superior y no sólo con la nuestra.
Mediante esta colaboración perdemos nuestra sensación de aislamiento, empezamos a comprender realmente que no estamos solos y carentes de apoyo; que en nuestro derredor hay ayuda y guía por doquier. En esta forma comenzamos a abrirnos al estado de gratitud en el que pueden ocurrir los milagros.
La existencia de los ángeles comienza exactamente en el límite donde termina nuestro pensamiento racional y lógico, donde termina nuestro mundo convencional y rutinario. Pasando por ese límite, comienza la sorpresa y el asombro. Allí es posible encontrarlos, sutiles, livianos, de rostros luminosos y hermosos ropajes.
Ellos, extendiendo sus alas, nos ayudarán a pasar esas fronteras racionales y llegar a un sitio donde nos transformamos y comenzamos nuevamente a tener fe. Para ello tenemos que dominar nuestro mayor miedo, el de ser diferentes. Podemos tener la certeza de que ese miedo, el de ser diferentes. Podemos tener la certeza de que ese miedo se irá disolviendo y cada vez que nos dejamos caer en el desánimo, ellos nos sostendrán con sus alas. Cada vez que estemos desorientados, ellos nos susurrarán mensajes fantásticos a los oídos y nos dejarán señales para indicarnos el camino, que es tan fácil perder.
Las hadas y los duendes también transitan por estos caminos, pero muchas personas no pueden encontrarlos… sobre todo si hace mucho tiempo dejaron de soñar y sus proyectos se taparon con las malezas y las hierbas tupidas que crecen sobe los sueños nunca realizados.
Los ángeles nos enseñan también que las oraciones aprendidas en la infancia son una protección fuertísima y son fórmulas mágicas, y por lo tanto, están llenas de poder.
Ellos nos devuelven la magia, la fe en nuestros sueños, la confianza y la memoria de un origen muy antiguo. La memoria olvidada de ser hijos del cielo, hijos del esplendor, hijos de Dios. Como escribe la popular autora Solara, lo importante es que “recordemos quienes somos y no volvamos a caer en la ilusión de sentirnos como pequeños humanos que lloran por algo que esté fuera de nosotros para que nos ayude o nos asista”
Esta memoria de nuestro verdadero origen es uno de los primeros regalos que recibimos cuando los ángeles, al comunicarnos con ellos, nos permiten entrar cada vez más en sus dominios, con la facilidad que tienen los niños, para quienes este mundo mágico está siempre abierto.
En cuanto a la forma de los ángeles, ellos dicen que no están limitados por la forma, que su forma cambia mientras se mueven, participando de las cualidades de los reinos que transitan. Como no son perceptibles por nuestra vida normal, y como cambian y se mueven tanto, refiriéndolos a nuestra noción de forma, resultan amorfos.
Creo que hay momentos, cuando desean comunicarse con los humanos, en que adquieren una forma densa con el propósito de que podamos percibirlos… Después de todo, la mayoría de nosotros ni pensaría en comunicarse con una impresión en movimiento.
Aplicando este principio, los espíritus de la Naturaleza más pequeños, es decir los duendes, elfos, hadas, etc., son a veces vistos por los niños, vistiendo a la moda tradicional de la Edad Media. Este tipo de vestimentas proviene de que en aquel período algunos humanos aún estaban por lo general suficientemente próximos a la naturaleza, como para relacionarse con el mundo de las hadas.
Aprende a hablar con los ángeles es, en realidad, aprender a hablar con nosotros mismos y con nuestros semejantes de un modo nuevo y más profundo. Es aprender a comunicarnos más abiertamente con nuestro universo y estar más sintonizados con nuestro rol de co creadores y participantes de su evolución.
Para hablar con los ángeles no se requiere técnica alguna. No hay métodos fáciles para enseñar a hablar con ellos, como tampoco lo hay para comunicarnos con nuestro YO Interior. La verdadera comunicación surge de nuestro propio ser y de la totalidad de nuestra vida. Es algo en que nos transformamos en el transcurso de nuestra existencia y no algo que aprendemos. Lo que realmente comunicamos es aquello que somos, no tanto lo que podemos expresar con palabras.
Comunicarse con los ángeles requiere, en verdad, una particular actitud de totalidad hacia la vida, hacia nuestros semejantes y hacia nosotros mismos. Cualquiera de nosotros puede hablar con ellos, lo que significa que el camino está abierto a quienquiera que se proponga modificar sus conceptos preestablecidos y explorar su mundo de una manera nueva. Ello requiere una gozosa ampliación de nuestra visión de la realidad, y estar dispuestos a abrirnos a nosotros mismos y a lo que nos rodea, y a un movimiento consciente para abarcar nuestra totalidad.
Los ángeles se comunican con las criaturas humanas de un modo directo, no verbal. Pueden hablarnos de dos modos, desde adentro o desde fuera, en nuestro interior o en las señales del mundo exterior. Sus palabras no se entienden con la cabeza sino que se sienten con el corazón. No se razona, se intuye. No hemos de rompernos la cabeza con los ángeles, hemos de abrir el corazón. Con sus consejos y sugerencias, los ángeles nos ayudan a superar las limitaciones humanas, a vivir la eternidad en el momento presente, el Cielo en la Tierra.
Los ángeles siempre han estado ahí, para socorrernos, para ayudarnos, pero lo importante es, cuando pedimos su ayuda, que nos demos cuenta de su presencia en nosotros.
Estamos viviendo, en los albores del siglo XXI, un momento crucial de la historia de la humanidad. De nosotros depende que este pequeño planeta deje de ser un planeta azul y se convierta en un infierno. Los ángeles nos exhortan a luchar por nuestro hogar terrestre, pero no nos damos cuenta de ello. Están detrás de los movimientos ecologistas, están a favor de la vida. Son los mensajeros de la Nueva Era y nosotros tenemos oídos de la vieja. Nos traen un mensaje de esperanza y confianza que los humanos nos negamos a escuchar.
Los ángeles desean que trabajemos conjuntamente para mejorar nuestro planeta. Invocar su ayuda y su presencia es algo sencillo y maravilloso que podemos lograr si nos lo proponemos.
El propósito de este curso es ayudarte a contactar con los ángeles y su vibración angélica, abriéndoles las puertas de tu corazón, para que puedan penetrar en tu vida cotidiana. Aunque no te des cuenta, los ángeles están deseando entrar en tu vida, pero tú no les dejas. Constantemente les estás diciendo que no.
Los humanos tenemos una verdadera fijación con el NO. Durante los tres primeros años de vida de un niño, la palabra que mas se oye es precisamente esta: NO. Ello va creando en su cerebro una programación negativa que arrastrará de un modo inconsciente a lo largo de toda su vida y que le impedirá vivir milagros, hablar con los gnomos y las hadas, conversar con los ángeles y muchas cosas más. Así se va creando un destino aparentemente ineludible, del cual parece dificilísimo escapar. Poco a poco la vida va perdiendo luz y color, y nos instalamos en la rutina desecadora y aburrida.
No hay medio alguno para engañar al destino, ni tampoco ningún artificio para escapar al plan cósmico. Es absurdo querer liberarnos de él por nuestras propias fuerzas, desoyendo sus a menudo ineludibles lecciones. Todos nosotros hemos de sufrir nuestras propias tribulaciones y dificultades, de las que somos más responsables de lo que creemos y hemos de aprender las lecciones que comportan. Cuando aprendemos de lo que nos sucede, deja de ser tan doloroso. Pero nadie debe perder la esperanza ni desfallecer, pues la vida nos reserva un destino luminoso si somos capaces de decirle simplemente SI.
Cuando le decimos SI a la vida, una cohorte de ángeles acude enseguida a nosotros para socorrernos con sus virtudes. Cada uno de los ángeles que veremos en el transcurso de este curso está encarnando una VIRTUD a la que podrás apelar cuando te halles en dificultades. No temas hacerlo. No estás haciendo magia ni nada que se le parezca. Estás ejerciendo un derecho que tienes desde el día en que naciste, o a lo mejor desde antes de nacer.
Verás con el transcurrir de los días, que lo lindo no es solamente comunicarte con los ángeles cuanto te encuentres en dificultades, sino el compartir con ellos también las cosas lindas que vas viviendo, ya que hay ángeles de la alegría, del juego, del optimismo, etc. Es inmensa la lista de los ángeles que puedes invocar para que compartan tu vida contigo. Verás que ello te brindará una sensación de plenitud y gozo mucho mayor en tu vida, de lo que has podido disfrutar hasta ahora.
Todos los grandes maestros coinciden en que los humanos no podemos luchar por nosotros mismos, con nuestras propias fuerzas, contra nuestros defectos. ¡Y sin embargo debemos hacerlo! Y es que la única forma de luchar contra un demonio es invocando al ángel opuesto. Así de sencillo. No se trata de concentrar más energía en los defectos, en los problemas, en lo negativo. Hemos de ser capaces de volcarnos en lo positivo para que lo negativo pierda fuerza.
De este modo, meditando en la virtud del ángel, en lo que representa, vamos dejando que ella crezca en nosotros y terminará eliminando el defecto. Meditando en un ángel concreto iremos despertando en nosotros sus virtudes, sus características positivas, y veremos cómo, de un modo mágico, éstas se manifestarán en nuestras vidas.
REALIDAD Y FE
Al parecer existen dos métodos básicos para abordar un tema como el de los Ángeles. El enfoque histórico puede dar sus frutos. Se podría resumir como el método en que la realidad pesa más que la fe. Ello nos permite, además, examinar los diversos árboles genealógicos de las huestes angélicas, lo cual nos permite asimismo remontarnos a los orígenes culturales específicos de cada una de las especies.
En muchos casos descubrimos la prueba patente de la utilización global de antiguas líneas de consanguinidad. Observamos cómo los escribas de un grupo religioso concreto se limitaron a trasladar a sus escritos los mitos más sustanciosos de las tribus conquistadas o de las que les conquistaron. Ellos es mucho más evidente en los eclécticos préstamos de los hebreos. Por la misma razón, éstos pueden atribuirse el ser los introductores de los Ángeles a escala auténticamente celestial.
Si aplicamos un método estrictamente histórico, podemos caer en la gran tentación de llegar a la conclusión de que los Ángeles no son más que una colección de fantasías exageradas de los santos eruditos, lo cual podría ser cierto en muchos casos.
Existe, sin embargo, otro método que podríamos calificar de sobrenatural. En éste, la fe pesa más que la realidad. De hecho, es uno de los métodos que más utilizamos para abordar un tema como el de los Ángeles sin realmente planteárnoslo. Tenemos una serie de ideas preconcebidas, basadas en una tradición ininterrumpida de la piedad popular que parece tener unas raíces arquetípicas mucho más profundas que la mayor parte de las religiones que se han perdido en la noche de los tiempos. Estas concepciones arcaicas, bastante más antiguas que el cristianismo, el Islam o el Judaísmo, parecen haberse reproducido con los genes, o como mínimo tener una profunda ligazón con la memoria colectiva.
El último enfoque es el del método científico. Aquí la ecuación que se establece es más sutil. Se puede decir que la realidad crea la fe o bien que, al observar un fenómeno a nivel científico, el observador puede hacerse una idea de cómo funciona éste y de su naturaleza. De todas formas, los científicos modernos han descubierto que el mundo no es tan simple y que a menudo la fe crea la realidad.
Los físicos cuánticos saben que, si esperan que una partícula actúe como una onda, así será. Si esperan que actúe como un punto, se acomodará de la misma forma a su idea. Esto se debe en parte a que cualquier método de observación del mundo cambia necesariamente nuestra percepción de él. Y es todavía más fundamental la idea de que no podemos salir del universo para observarlo. Todos formamos parte de nuestro propio experimento. Este es un punto de mucha mayor importancia cuando nos planteamos la observación de los Ángeles. No debe olvidarse que no se puede dar vida al Ángel por su testigo. No existen pruebas concretas y sustanciales que demuestran lo que ha visto y experimentado el testigo. Lo demás forma parte del mito, la leyenda y la especulación
TRABAJAR EN GRUPO
Si eres tan afortunada como para formar un pequeño grupo de personas en sintonía que se reúnan para meditar y rezar, la ayuda que podréis recibir será inmensa. Y también será inmensa la ayuda que podréis dar a vuestros semejantes.
Os podréis reunir para enviar energía curativa, por medio del Ángel, a personas enfermas. Podréis enviar energías de luz, pensamientos de solidaridad, comprensión, amor fraternal y desinteresado hacia lugares o personas.
Por ejemplo, hacia una persona extraviada, una persona acusada injustamente, hacia un lugar en el que ha ocurrido una catástrofe o un desastre natural, o hacia una nación en guerra.
Antes de iniciar la plegaria, lávense cuidadosamente las manos (símbolo de la ablución ritual con la que había que acercarse al templo). Después hablen entre ustedes para decidir sobre cómo utilizar la energía y hacia quien dirigirla.
Después de esto, entrad por algunos minutos en silenciosa meditación, fijando en vuestra mente la imagen del Ángel. Pedidle con simplicidad que intervenga con sus Legiones para sanar, aconsejar, proteger…
Terminad con una plegaria colectiva de acción de gracias. Naturalmente esto no es sino un bosquejo básico; ustedes podrán aportar vuestra propia iniciativa con todas las modificaciones que consideren oportunas.
NOTICIA
En la madrugada del 2 de octubre de 1996 un recolector de basura del barrio de Barracas notó algo raro en la bolsa de residuos cerrada, que estaba a punto de lanzar al sistema triturador de su camión.
La abrió. Encontró allí una bebita de 2,400 Kg. Que no tenía más de cuatro horas de nacida. La llevó de inmediato a la maternidad Sardá, donde, con amor y ciencia, la dejaron en perfecto estado de salud a las 24 horas.
El hecho se hizo público y más de 200 familias se ofrecieron para adoptarla. Al tener que anotarle en su historia clínica los médicos coincidieron en llamarla Milagros.
El hombre que la halló es Miguel Ángel Vanderbergue, 42 años, casado, dos hijos. Lloró ante los periodistas, de pura bronca y emoción.
Miguel significa “¿Quién como Dios?”; Ángel significa “enviado de Dios”. El hecho ocurrió el mismo día en que la Iglesia Católica celebra – desde hace unos 300 años – el Día del Ángel de la Guarda.
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CURSO DE ANGELES LECCIÓN 2

LOS ÁNGELES A TRAVÉS DEL TIEMPO




Los Ángeles vienen a todos nosotros en variedad de formas. Algunos los ven directamente, en persona, o en visiones o sueños. Otros han sentido su refulgente presencia, o los han oído hablar o cantar. Hay quienes los han experimentado como musas que los inspiran creativamente. Y algunos, a lo largo de los siglos, han dedicado su vida a estudiar a los Ángeles desde una perspectiva puramente filosófica o teológica.
Además, de las informaciones sobre ángeles que contienen las escrituras hebreas, el Nuevo Testamento y el Corán, cada una de las tradiciones religiosas tienen una vasta literatura clandestina sobre los seres celestiales, y sobre cómo establecer contacto con los mismos.
Sin embargo, ahora estamos viviendo en otro momento de la historia. Las tradiciones secretas son compartidas en la actualidad por todo el planeta. Estamos en el umbral de un gran cambio. Por una parte nos enfrentamos a un aparente desastre global; por la otra hay potencial para la más gloriosa transformación espiritual que nuestra especie haya visto nunca. Parecemos estar más desequilibrados que nunca. Sin embargo, también estamos más entretejidos globalmente, más abiertos, interesados y evolucionados.
A esta altura de la aceleración personal y planetaria se están descartando reglas previas y formas antiguas. El contacto con los Ángeles, que solía requerir años de meditación y dedicación, está ahora a disposición de todo el que lo busque, porque los ángeles están más próximos a nosotros, y más dispuestos a trabajar con nosotros, en un plano consciente, de lo que estuvieron en miles de años.
Es obvio que los Ángeles están llegando cada vez a más personas, trayendo el mismo mensaje: es hora de cambiar, hora de crecer, de curar nuestras idas y nuestro bienamado planeta. Los Ángeles no establecen contacto sólo con personas especiales o de un modo secreto, sino que lo hacen abierta y gozosamente, trayendo buen humor y buenas nuevas.
Si queremos entender plenamente la dimensión de los Ángeles, debemos aceptar el supuesto de su existencia real. Los Ángeles son reales en la misma mediad que este escrito es real. Podrás objetar que a este papel lo puedes ver, sentir, que tiene consistencia al tacto, que pesa, mientras que el Ángel no tiene nada de esto y es del todo invisible…
También la fuerza de la gravedad es invisible y, sin embargo, es la fuerza más importante en todo el universo. Determina la estructura física de cada ser viviente, permite a los océanos permanecer en sus abismos, al viento seguir una dirección y mantiene en perfecto orden cada cuerpo viviente o inanimado. Y sin embargo, no existe en nuestro actual nivel de tecnología un instrumento capaz de medirla.
Sabemos que está, que existe, pero no podemos intervenir de ninguna manera sobre ella; no conocemos ninguna de las leyes que regulan su curso. Para la ciencia del 2000 la fuerza de la gravedad continúa siendo un misterio, como los Ángeles; con la diferencia de que, sobre los Ángeles, se han dicho mucho más cosas.
Cada ser humano, ya sea bueno o malo, santo o pecador, dispone de un Ángel custodio. Es una presencia real que desempeña un cometido junto al ser hermano humano. El Ángel habla, nos susurra ideas, propone cambios, sugiere la solución a cada uno de nuestros problemas, nos trae intuición y sabiduría.
Susurra en nuestra mente, en ese momento privilegiado en el que estamos resbalando de la vigilia al sueño, o también al despertarnos, cuando se ha acabado el sueño pero aún no estamos del todo lúcidos.
Las mayores intuiciones y revelaciones de nuestra vida, nos vienen en esos momentos, sugeridas por nuestro “alter ego”, del cual, con desdén, rechazamos la existencia. El Ángel habla y nosotros estamos sordos, o más bien convencidos de haber hablado nosotros o de haber encontrado solos la solución o la inspiración.
Su ayuda nos llega en el silencio y en la tranquilidad, a menudo sin reconocerla ni pedirla. Si, por el contrario, nuestra postura con relación a él cambiase, se convertiría en una verdadera colaboración.
Por lo tanto, el Ángel es, pues, una realidad, más para penetrar en la profundidad de su ser, debemos comenzar por cancelar algunas ideas preconcebidas que tenemos sobre él.
Antes que nada, abandonemos la idea de un Ángel con alas emplumadas. Lo sé, es una imagen querida, fuertemente enraizada en nuestra mente, será un lugar común pero es confortador. El Ángel con sus bellas alas susurrantes como las de las palomas o las de la gaviota, capaz de volar siempre y en cualquier lugar a nuestro alrededor, de atravesar los cielos para alcanzarnos es, pura y simplemente, una bella imagen, que nos ha ayudado quizás a superar el miedo a la oscuridad, siendo niños, o el miedo a estar en casa solos.
Tranquilízate, el Ángel de nuestra infancia ha existido, existe y siempre ha estado junto a nosotros, jamás se ha alejado un metro, ni siquiera cuando hemos olvidado o, peor, renegado de su existencia.
Si queremos extender nuestro pensamiento y ver el Ángel de la “virtud o cosa”, debemos imaginarlo carente de forma humana, alada o no. El Ángel es energía, es puro espíritu, infinitamente más ligero y sutil que el aire (que pede ser pesado y contaminado) o que la misma luz.
El Ángel ES.
Esta representación no es fácil de comprender ni de aceptar, ni siquiera hoy en que nuestra toma de conciencia está muy avanzada.
Imagínate el nivel de evolución de la humanidad hace diez mil años, en la época en la que presumiblemente se desarrolla la narración bíblica. Los Ángeles se manifestaban con mucha frecuencia a los hombres. Para hacerse visibles debían asumir una forma que fuese comprensible a la inteligencia humana. Debían ser creíbles y aceptables. No podían manifestarse en su verdadera esencia, esto es, puro espíritu o energía del todo informe, y por lo tanto no perceptible al ojo físico.
¡Quién hubiera dado crédito a una persona que nos dijera haber dialogado con un “remolino de energía”! no le creeríamos ni siquiera hoy, especialmente hoy.
El Ángel sabe que no debe atemorizar excesivamente al hombre y que debe hacerse aceptar como criatura venida del cielo para traer la palabra divina. En la imaginación popular ningún ser podría surcar los cielos sin ser sostenido por las alas; ¡se aplastaría contra el suelo!.
La pregunta es: ¿Qué aspecto tendría un ángel si pudiéramos verlo? Es difícil responder. Los físicos encuentran el mismo problema para determinar como es un electrón. ¿Es una partícula o una onda? ¿Está en un solo sitio en un momento dado o en varios? Lo mismo ocurre con los Ángeles. Su cuerpo existe en varios sitios a un mismo tiempo o en todos ellos. ¿Cómo, pues, se podría dibujar el retrato de un Ángel o tomarle una foto? No se puede. Ellos en ciertas circunstancias dadas pueden retrasar lo suficiente su energía como para hacerse visibles a nuestros ojos físicos, pero lo hacen por nosotros.
Si nuestros sentidos sutiles estuvieran plenamente desarrollados, como lo estarán en nuestra historia futura, podríamos comenzar a verlos como seres de radiantes pulsaciones lumínicas. Esa luz no es como la que proviene del sol, el fuego o una bombilla eléctrica. Es una luz mucho más sutil, que todo lo penetra.
Los veríamos así, pero también los veríamos en muchos sitios diferentes al mismo tiempo. Sería como sostener muchas diapositivas de la misma persona contra una luz intensa, para poder verlas a todas al mismo tiempo. En medio de esta superposición de cuerpos se vería una intrincada trama de fibras, como filigrana o, más correctamente, como los meridianos, esas fibras de energía en flujo por el sistema de acupuntura de nuestro cuerpo.
Algunas de esas fibras estarían dentro de su cuerpo, pero muchas se extenderían también hacia fuera, sin tiempo ni espacio, hacia todos los rincones del universo. Son esas fibras lo que algunos han percibido como alas, así como es u luz lo que ha inspirado en otros la idea de que tienen un halo.
Hay muchos tipos diferentes de ángeles, algunos se podrían parecer a esferas multidimensionales; otros a rayos de luz, espirales de luz, conos de luz, y el tamaño variaría desde una mota hasta una galaxia. Aunque su tamaño es filtrado por nuestras percepciones, guarda alguna relación con su función y su naturaleza. Cuanto más grande parecen, más colectiva es su función. Así, algunos de los que llamamos “seres superiores” se nos presentarán como más grandes.
Los ángeles nos vigilan; esa es claramente, una de sus funciones. Pero también se nos revelan, expandiendo gradualmente nuestra visión del mundo para incluir un universo más grande, tanto en el plano interior como en el exterior. Nos ayudan a ver que no estamos solos y a la deriva en un cosmos vasto y desierto, como simples grupos de moléculas reunidas al azar, sin ton ni son ni propósito.
Todos somos una parte de esa expansiva oleada de conocimiento, y la historia de esta ola es parte de nuestra herencia espiritual global. No pertenece a los miembros de ninguna religión, raza, credo o sexo en particular, sino a toda la humanidad.
Es importante destacar que los sufíes hayan reconocido a los ángeles como amigos bienamados. Los sufíes fueron los místicos del mundo islámico, quienes veían a los ángeles como compañeros del corazón, reflejos de Dios, el Bienamado. En su obra encontramos una reconciliación del conflicto entre quienes ven a los ángeles como seres externos y quienes los consideran aspectos de nuestra alma o Yo Superior. Cuando comprendemos que es nuestro ángel, nuestro verdadero yo, el compañero de nuestra alma, quien nos conduce hacia Dios, ya no importa que el ángel esté dentro o fuera: la paradoja ha sido superada. Y se inicia una nueva era de relaciones entre las dos especies.
LA IMPORTANCIA DE ESCRIBIR

Conviene que tengas un cuaderno especial para anotar los distintos mensajes y conversaciones con tú ángel. Tal vez quieras usar también una birome especial, algo que destaque y diferencie estos elementos de los comunes.
Por sencillo que esto parezca, otorga respeto a tu encuentro con tu ángel y te ayuda a pasar de la conciencia ordinaria a la angelical.
Comienza por fechar cada mensaje que recibas, y cuando la comunicación haya terminado, convendrá que le pongas un título breve, resumiendo el tema. Esto te ayudará a recordar los puntos principales de cada transmisión y te facilitará su búsqueda más adelante.
Uno de los motivos por los que destaco la importancia de anotar los mensajes angélicos es que, en un principio, tenderás a desechar lo que surja como invento tuyo o producto de tu mente.
Al anotarlo preservarás las palabras para poder, más adelante, distinguir claramente la voz de tu ángel. Escribir fija esa frágil conexión y te proporciona un registro de tus relaciones a medida que se desenvuelven.
El releer las transmisiones en otro momento enriquecerá tu vida con el amor y la claridad que caracteriza a la voz angélica. Además, cuando los observes desde cierta distancia te asombrará lo acertado y esclarecido de esos mensajes.
Para hablar con tus ángeles no hace falta meditar durante veinte años en la cima de una montaña. Los diferentes ejercicios te preparan para hacerlo, te ayudan a tornarte receptiva y dispuesta a aceptar, a experimentar sentimientos de compasión, ternura, profundo entendimiento y placer.
Los ángeles nos conectan con nuestra más elevada fuente de conocimiento: el YO Superior, ese aspecto de uno mismo que tiene conciencia de Dios. Es amante, pero neutral; compasivo, pero no sentimental. Existe en cada uno de nosotros, aunque muy pocos pueden mantener estados de conciencia de Dios por períodos prolongados. Pero muchos de nosotros lo entrevemos ocasionalmente, gracias a Dios. Lo suficiente para saber que forma parte de quienes somos. Y trabajar con los ángeles ayuda a traer ese Yo Superior.
La escritura no es el único medio de comunicarte con tu ángel. Para algunas personas puede no haber palabras, sino un movimiento de sensaciones, colores, imágenes y hasta música. Toma nota o dibuja lo que aparezca. Como quiera aparezca la información, debes estar preparada para registrar lo que recibas. Escribir o dibujar es un reconocimiento, una aceptación de lo que se te ha dado. En este aspecto los ángeles se parecen mucho a nosotros, los humanos: cuando se los reconoce, les encanta dar más.
Recuerda que “ángel” significa “mensajero”. Lo que surja a través de ti será un mensaje de los ángeles, ya aparezca en forma de palabras, imágenes, música o sentimientos. Puedes imaginar a los ángeles como algo externo, como otra forma de vida, o como algo interno, un aspecto de tu Yo Superior. De un modo u otro, las técnicas para comunicarse con ellos funcionarán del mismo modo. Así como no hay arriba y abajo en el espacio exterior, tampoco hay dentro ni fuera en el reino angelical. Todo está vinculado.
Acércate a los Ángeles con un sentido infantil del juego y la diversión. Si alguno te parece extraño y hasta ridículo, no importa. Estás en un viaje de descubrimiento que revelará tu propio potencial de profunda y amorosa comunicación, no sólo con los ángeles sino con todas las personas de tu vida.
DIARIO DE ÁNGELES

A fin de ayudarte a definir tus mentas, aspiraciones y deseos más profundos, y con ello descubrir cómo los ángeles pueden contribuir a la creación de una energía positiva que te acerque a ellos, es conveniente comenzar un diario de ángeles, el cual se convertirá en tu cuaderno de trabajo con el fin de llegar a comprender tus objetivos y visualizar tu futuro, de la misma forma en que aprenderás a centrarte en lo que deseas en vez de preocuparte por lo que todavía no has conseguido.
Los Ángeles poseen formas muy creativas para hacerte saber lo que se requiere para llevar a cabo tu misión fundamental. La clave es reconocer los indicios que demuestran que los ángeles trabajan o juegan para ti a través de tu Ser Superior (o de tu propio Ángel de la Guarda). Estos indicios incluyen: la paz del espíritu, sentimientos de esperanza, golpes de suerte y encuentros favorables. Estos síntomas confirman que te encuentras en el buen camino y que los conductos que te comunican con tu ángel se hallan abiertos y sintonizados con la dicha radiante del universo.
En tu diario podrás liberar tu imaginación de la trampa de la severidad. Si te sirves de él podrás desafiar, aceptar y alcanzar la galaxia de tu imaginación. Tu imaginación es tu línea directa con Dios. Si cultivas y haces producir tu imaginación, te salvarás del tedio y una vez más entrarás en sintonía con tu intuición.
Utiliza tu diario como una agenda que te enumere las maneras de tomarse la vida tan a la ligera como los ángeles y te recuerde que debes ser menos seria en la vida. Sigue en tu diario la pista de todo lo que descubras sobre la dicha y la liviandad. Anota los proverbios y extractos de los libros y artículos que te inspiren. Sigue de cerca todas las experiencias de los ángeles, sus sincronicidades y tus pensamientos sobre ellos. Utiliza este diario para descubrir otras dimensiones de tu sentido del humor y tu liviandad mediante la conciencia angélica.
Verás como puedes trabajar o jugar con los ángeles para adquirir un nuevo conocimiento de ellos, proceso por medio del cual descubriremos que la felicidad radica en nosotros y no en nuestras circunstancias. Sabrás cómo los ángeles pueden guiarte y asistirte cada día de tu vida.
Piensa por un momento que la vida es un experimento que tiene por meta la revelación. Tú sola no puedes llegar a ella. La revelación es la facultad de obtener oportunidades valiosas por un mero accidento. Es más factible que casualidades de esta índole ocurran cuando tu vida tiende más a realizar experimentos espirituales que a experimentos físicos o tangibles.
Quizás nosotros mismos iniciamos el experimento antes de nacer buscando a los padres adecuados, los posibles lugares y demás oportunidades para nuestro desarrollo, con el fin de que nuestros cuerpos evolucionen y crezcan de acuerdo con las pautas establecidas en nuestro experimento.
Es probable que nos pongamos el listón muy alto, más de lo que nos imaginamos cuando realmente llevamos a cabo el proceso. Un aspecto positivo de este experimento radica en que se trata de algo muy propio y personal en donde tú puedes cambiar las reglas, traspasar los límites, batir nuevas marcas a cambiar totalmente el curso de los acontecimientos, porque dispones de libre albedrío.
Otra parte positiva respecto al experimento de desarrollo es la de poseer ayudantes invisibles de la divina providencia, que son los que te recuerdan cuáles eran tus metas al inicio de la experiencia. Siempre se encuentran allí para recordarte, mediante su inspiración, lo maravillosa y fantástica que eres. Estos ayudantes invisibles son los Ángeles.
La vida no es un experimento tan serio, sino uno más ligero, optimista y lleno de humor. Si atraes a ángeles a tu vida y a tu conciencia, experimentarás la felicidad y el humor radiante del universo.
CONOCE A TU ÁNGEL

Te daré por separado un ejercicio muy importante, sobre todo la primera vez que se efectúa. En este caso visualizar al propio Ángel significa entrar efectivamente en contacto con él. Significa abrir de nuestra iniciativa aquella puerta detrás de la cual el Ángel ha estado siempre exiliado.
En los planos sutiles, existen barreras tan sólidas como en los planos de lo físico. Un pensamiento negativo crea una pared en el plano astral, insuperable para las criaturas que aquí viven y trabajan. Viceversa, la apertura mental y la disponibilidad abren un camino que podrán recorrer para llegar hasta nosotros.
La visualización, en realidad es una técnica para hacer descender la sustancia de los planos superiores hacia los vehículos inferiores. Es una verdadera técnica de transmutación.
El ejercicio completo para la visualización del propio Ángel hay que ejecutarlo en sus detalles sólo la primera vez, después será suficiente hacer volver a la mente su presencia y el Ángel estará cerca de nosotros.
Recordemos, además, que el Ángel es armonía y belleza, dispongámonos mentalmente en la mejor situación de serenidad física y mental.
En la visualización, la primera imagen que aparece es la más importante, la que será utilizada como referencia cada vez que se quiera volver a llamar al Ángel de la muerte.
En el momento en que leas las instrucciones, hazlo con la máxima serenidad y atención, pues esta primera lectura es ya una meditación. Las imágenes se formarán en tu mente en el momento mismo en que leas la palabra escrita. Esas imágenes son reales.
Si logras visualizar durante la lectura, habrás obtenido el mismo resultado de la meditación. El Ser que habrás visualizado a libro abierto será el que retorne, cada vez que lo llames con tu mente.
PROGRAMACIÓN ANGÉLICA NRO. 1 – Conoce a tu ángel

Antes de leer lo que sigue, tranquiliza tu espíritu y prepárate exactamente como si debieses meditar con los ojos cerrados:
1) Siéntate cómoda y relajada.
2) Efectúa tres respiraciones lentas y profundas.
3) Visualiza un gran cielo azul nocturno. Imagina que estás al aire libre en una espléndida noche estival. Estás observando el cielo nocturno de un azul intenso, tachonado de estrellas. Todo en torno tuyo es serenidad y paz, envuelto por el color de la noche.
4) Fija tu atención observando las estrellas, míralas, busca con calma, contando por lo menos hasta siete. Parecerá que las estrellas huyen o desaparecieran de tu visión; no te preocupes del resultado, no estás compitiendo con el tiempo. Puede ser suficiente un minuto o diez, utiliza el tiempo necesario.
5) Observa ahora atentamente una sola estrella. Aíslala de las otras y mira cómo resplandece en el cielo nocturno. Lentamente es punto luminoso se mueve. Atraviesa el cielo y baja hacia donde estás.
6) Según se va acercando se vuelve cada vez más grande y luminosa. Su luz alumbra el cielo nocturno, se ha vuelto ahora como un gran meteoro luminoso.
7) Continúa observando esta transformación. En el interior de esta luz se entrevé una figura. Obsérvala atentamente mientras se va dibujando su silueta: es tu Ángel.
8) Presta mucha atención a esta criatura. Anota mentalmente cada uno de sus detalles. Imprímela bien en tu mente y en tu corazón. Es tu Ángel.
9) Sonríele y camina a su encuentro con las manos tendidas. Él vendrá hacia ti envolviéndote completamente con su luz. Serás todo uno con su luz.
10) Entre tu realidad y la suya se ha establecido un contacto. Mantente mentalmente en su luz, mientras que logres visualizarlo, podrás comunicarte con él, podrás hablarle. Antes que nada, dale las gracias por haber respondido a tu llamada.
11) Pídele ayuda y protección. Pídele que se quede a tu lado y que vuelva cuando tengas necesidad de Él.
12) Mantén este contacto vivo en tu mente, no será difícil. La sensación es tan agradable que difícilmente tenderás a abandonarla.
13) Manifiéstale tu amor y tu gratitud. Usa las palabras que surgirán directamente de tu corazón. No busques un lenguaje sofisticado. Háblale como hablarías a tu imagen reflejada en un espejo.
14) Prométele la asiduidad de tu pensamiento y la autenticidad de tu amor. El Ángel es verdad y pureza además de energía.
15) Salúdale con afecto y gratitud y déjale volver a su cielo azul, no lejos de ti. No estará nunca tan lejos como para no poder escuchar tu llamada a intervenir.
CUENTO DE ÁNGELES
Tres Ángeles estaban preocupados por esconder a Dios en alguna parte, para preservarlo de las maldades del hombre.
Uno de ellos dice: “el mejor lugar para esconderlo es en el fondo del mar”. Pero el segundo le contesta: “no, porque el hombre es capaz de inventar un submarino que llegue hasta allí y pretenderán dañarlo. Mejor guardémoslo en la estrella más lejana”.
“Tampoco”, dice el tercero, “también el hombre puede inventar una nave espacial que alcance esa estrella para dañar al Creador. El mejor lugar donde podemos esconderlo es en el corazón del hombre”.
Y los otros le preguntan: “¿y qué puede pasar si el hombre encuentra a Dios en su corazón?”. El tercer ángel con mucha paz, les dice:
“Si el hombre encuentra a Dios en su corazón, también va a encontrar el amor. De esa manera podrá compartir ese amor con todos los demás hombres y ya nadie podrá dañar a Dios ni querrá hacerlo”.
NOTA.
Cuando en esta lección se habla del ANGEL DE LA MUERTE SE REFIERE A ESTO
Tenemos que considerar que fundamentalmente, con lo que hoy en día sabemos, es que no existe lo que se llama “Muerte”, ya que es solo el cambio de una dimensión o etapa a la otra. El ‘morir’ significa el renacer o nacer a otra etapa evolutiva del alma, ya que el alma o espíritu son eternos.
La muerte solamente es para nosotros los humanos, el dejar el ropaje de nuestro cuerpo físico, que es el que ubica al alma. Cuando el cuerpo físico deja de existir renacemos a otra etapa de VIDA del alma.
Me doy cuenta hoy en día, enero del 2010 que esta explicación la puedo dar en este momento pero cuando escribí el curso creo que en el 2001 o 2002, no se me ocurrió incluir esta explicación.
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NUEVO CURSO DE LOS ANGELES.LECCIÓN 3.



ENCUENTRO ANGÉLICO

Debemos examinar profundamente cualquier encuentro de tipo espiritual para constatar si se trata realmente de un encuentro angélico o no. A fin de ayudar en esta evaluación quiero mencionar unos cuantos puntos que es preciso tener en cuenta.
1) Los encuentros con ángeles no nos dejan una sensación de ansiedad ni temores indefinidos.
Los ángeles son seres de luz; viven su vida plenamente en paz y en el gozo de saber que están actuando en untado de acuerdo con su naturaleza. No se limitan a presentarse ante nosotros, entregarnos su mensaje y desaparecer dejándonos con miedo y ansiedad. Por lo menos no lo hacen sin dejarnos la solución para nuestras ansiedades. Dios es la certidumbre definitiva, la afirmación de toda bondad; las inspiraciones que nos llegan de Dios, ya sea a través de sus ángeles o por cualquier otro medio, son completamente positivas y concebidas para nuestro mayor beneficio. Por supuesto, tales mensajes no son toda dulzura y luz. Pero, por muy duro que nos resulte recibirlo, siempre trae amor, siempre es positivo y claro.
Un verdadero mensaje de los ángeles nos deja con una sensación de confianza, para nada ansioso. No importa que el mensaje sea gozoso o cargado de íntima sobriedad, siempre sentiremos una gran confianza interna en el sentido de que el contenido del mensaje nos será de provecho, es adecuado para nosotros y armoniza con lo que, en lo más hondo del espíritu, sabemos qué son las cosas correctas y sinceras.
En otros casos, el mensaje podrá aumentar nuestra comprensión de lo que somos y para qué estamos en la tierra, porque nos conduce hacia lugares más profundos de nosotros mismos, en corazón y en espíritu, pero aún en un caso así, al final siempre sentimos una confianza absoluta y plena de que el mensaje es verdadero.
2) Los ángeles no nos dejan confundidos.
San Pablo hizo notar que “Dios es un Dios de orden, no de confusión”. Los ángeles llegan a nosotros provenientes de Dios. ¿Sería entonces posible que Dios se tomara el “trabajo” de enviar a un mensajero celestial con capacidad para revestir la forma que se considerase necesaria para comunicarse,.. y luego se limitara a dejarnos un mensaje confuso?
No. Por supuesto, eso no quiere decir que Dios pase por alto nuestra mente humana. Lo que hemos de hacer es pensar en un mensaje angélico, actuar en consecuencia, y hacer que forme parte de nosotros antes de que podamos aprovecharlo. Sin embargo, según podemos ver, la confusión existente en nuestra sociedad y en nuestras propias vidas, no estamos viviendo del todo y a la perfección en la luz, puesto que en tal caso ya no existiría el desorden y mucho menos el caos. Cuando uno de esos mensajes está lleno de incoherencias, elaborado con señales confusas, es muy posible que haya surgido de nuestra propia mente.
3) Los ángeles no intentan obligarnos a nada.
Cuando los ángeles llegan a nosotros trayendo un mensaje, ese mensaje es de Dios; no se trata de mensajes de los propios ángeles.
Cuando recibimos un mensaje que, a nuestro entender, puede ser angélico en su origen, y tan perentorio que nos sentimos impulsados a cumplirlo sobre la marcha, o cuando consideramos que no nos queda otra elección o incluso que, en caso de no cumplir el mandato, sobrevendrá un castigo, entonces hay que dudar de que se trate de un mensaje proveniente del cielo.
Uno de los aspectos más preciados de la naturaleza humana es el libre albedrío, la capacidad de que estamos dotados para elegir según sea nuestra voluntad entre lo malo y lo bueno, o sencillamente lo que consideremos que sea más conveniente para nosotros.
Los impulsos que provienen de Dios, ya sea en forma directa o durante el transcurso de nuestra vida, están destinados a ayudarnos para que podamos hacer lo bueno, lo inteligente, y lo que contenga amor. Dios nos ha creado como seres que pueden elegir, y que se sienten satisfechos por el hecho de poder hacerlo; por lo tanto, Dios no ha de forzarnos en modo alguno, y mucho menos a través de mensajes llevados por los ángeles.
Cuando los ángeles llegan a nosotros con un mensaje que compromete nuestra mente o nuestra voluntad, siempre está destinado a dejarnos con la necesaria libertad para elegir.
4) Los mensajes angelicales llaman la atención hacia el que los envía y no hacia el mensajero.
¿Se te ha ocurrido pensar por qué razón los ángeles se presentan con más frecuencia bajo la apariencia de seres humanos comunes, para nada celestiales, criaturas apenas metidas en un cuerpo que algunas veces tenemos el privilegio de ver? Creo que es así porque no quieren que nos fijemos en ellos más de lo indispensable, sino en el mensaje que nos traen y en Aquel que lo envía.
Siempre que recibamos un mensaje que de alguna manera no nos incite a aproximarnos más a Dios – es decir, a rezarle o agradecerle, ya sea en voz alta como estableciendo una comunicación sin palabras -, será conveniente que echemos un vistazo a nuestro interior y nuestra capacidad creativa como posible fuente del mensaje.
Si la figura del mensajero aparece tan opaca entre nosotros y el mensaje (o quien nos lo envía) como para que sólo podamos verlo en él, entonces ese mensajero no es un ángel. Es necesario subrayarlo constantemente, los ángeles nunca se interponen en el camino. No quieren convertirse en el centro de nuestra atención durante más tiempo del indispensable para entregar su mensaje o hacer aquello para lo cual han sido enviados.
5) Examinar siempre los frutos de cualquier encuentro angélico o de todo mensaje que se le presente, tanto en su vida, como en la vida de los suyos
Creo que Jesús lo expuso con toda claridad cuando recordó que “por el fruto se conocerán los árboles, pues un buen árbol siempre tendrá que dar buenos frutos….” Un encuentro angelical proveniente de Dios y no de la propia imaginación siempre tiene que producir buenos frutos, resultados tangibles.
Desde luego, cuando nuestro propio anhelo de encontrar a Dios nos lleva a imaginar más de una cosa, más de lo que ofrece la realidad, también encontraremos buenos frutos. No somos troncos muertos, ni mucho menos; somos criaturas extraordinarias, hermosos seres, y tengo la certeza de que cualquiera de nosotros tiene que haber producido alguna vez un puñado de dátiles o de jugosas aceitunas. Pero si tropieza con alguna negatividad dañina – es decir, malos frutos – como resultado de un encuentro con un ángel, con toda sinceridad tengo mis dudas de que se trate de uno de esos encuentros.
6) Poner a prueba todo aquello que parezca ser un mensaje angélico pero esté en contracción con lo que tienes por cierto, sabio y pleno de luz y amor
Otra forma de poner a prueba la realidad de un encuentro angélico consiste en examinar muy a fondo el contenido del mensaje, y también lo que el portador dice y hace. Los ángeles son enviados de Dios, cuyas palabras dirigidas a nosotros siempre han de estar colmadas de luz, gozo, paz, sabiduría, amor, coraje y confianza.
Por lo tanto, las palabras que nos digan los ángeles deberán estar siempre en condiciones de conducirnos hacia un amor más grande, hacia la alegría y la confianza. Lo mismo pasa con los hechos de los ángeles, que nos conducen hacia la luz, la paz y todas las cosas buenas que provienen de Dios.
Si un ser que se aparece en una visión ordena que alguien le encienda velas todos los días, o de algún otro modo tratar de dirigir la atención del que recibe el mensaje hacia los mismos que lo traen, entonces tendremos la obligación de examinar mucho más de cerca todo lo que se relacione con la autenticidad o no del mensaje. Hemos de tener siempre en cuenta que los ángeles no atraen hacia ellos más atención de la que consideran necesaria.
7) Todo encuentro angélico nos cambia mucho o poco, pero siempre para mejor.
Siempre que Dios llega a nosotros a través de sus ángeles nos resulta imposible no cambiar de alguna manera muy sutil. Es posible que el encuentro nos sirva para despertar un interés acerca del reino espiritual que jamás habíamos tenido, o por lo menos alguna curiosidad en ese sentido.
Quizás el encuentro nos haga penar en lo afortunados que hemos sido y nos impulse a sentir más piedad y más sentido de solidaridad con los más necesitados y menos venturosos. Es posible que nos haga comprender lo valiosos que somos a los ojos del cielo, cuán maravillosos somos, qué gloriosas son todas las creaciones de Dios.
Tal vez alcancemos a oír una vocecita que nos trae la certeza de que Dios nos ama, tal como tantas veces ocurre cuando un ángel acude a rescatarnos de una situación difícil o peligrosa.
Del modo que sea, siempre hay allí un resto de gracia, como un fertilizante programado para actuar en el momento debido, destinado a permitirnos crecer. O hay encuentro con los ángeles pensado para dejarnos tal como estábamos, sea donde fuere que hayamos estado. Si no podemos crecer un poco, o por lo menos experimentar la necesidad de crecer (lo hacemos, ya que, después de todo, siempre tendremos el libre albedrío para crecer o no), ¿cómo podremos decir que nos hemos encontrado con un ángel?
8) Los encuentros con ángeles no pueden tener consecuencias perjudiciales para quienes nos rodean
Esto no quiere decir que todos deban creernos cuando les hablamos de nuestros encuentros con los ángeles. Pero sí podemos confiar en que la misión angélica significa para nosotros – y para quienes nos rodean y a quienes amamos – nada más que amor y paz.
En ocasiones las reacciones de los que están junto a nosotros, en cuya buena voluntad creemos, pueden servir de mucho para ayudarnos a determinar si en realidad hemos sido tocados por un ángel. Cuando los demás le digan que está procediendo de manera ajena a su carácter habitual, y no precisamente para mejor sino más bien todo lo contrario, entonces convendría ponerse a pensar seriamente en cómo seguir la pista a sus actos hasta llegar a la experiencia. Si lo consigue, cuídese antes de atribuirlo todo a un mensajero celestial.
9) Todo ser al que podamos convocar, ya sea por medio de ritos o sin ellos, probablemente no sea un ángel.
Conviene no olvidar que los ángeles son seres soberanos, dentro de los límites marcados por su servicio hacia nosotros y para con la Divinidad. No se trata de seres a los que podemos dominar a voluntad.
Jamás podríamos convocar a un ángel para que apareciera ante nosotros y ni siquiera para que nos hablara, ya sea merced a nuestra propia energía o reuniendo a un grupo dispuesto a aunar voluntades, como tampoco utilizando artefactos tales como la tabla Guija o las cartas de Tarot.
Jamás se podrá forzar a uno de esos seres. Los propios ángeles se encargarán de hacer saber cuándo consideran que corresponde presentarse, y ellos entienden que deben hacerlo sólo cuando Dios les comunica que el momento es el adecuado.

* * * * *
ÁNGEL DE LA GUARDA
Cada persona en la Tierra tiene asignado un ángel de la guarda. Cada ser humano, independientemente de sus creencias, aspecto físico o condición, tiene el privilegio de poseer un ángel de la guarda. Está contigo siempre, vayas donde vayas, hagas lo que hagas. Tu ángel de la guarda ha estado siempre contigo incluso cuando decidiste venir a l mundo en tu forma actual de ser humano. También recuerda y también tiene en cuenta las metas que te has marcado en la vida, y tampoco olvida las aspiraciones que yacen en tu subconsciente.
Seguro que recordarás alguna situación de peligro en tu vida de la que podrías haber salido gravemente herida y que una fuerza invisible te condujo a la salvación. Quizás no hayas tenido una experiencia así, pero habrás leído u oído de alguna similar. La mayoría de los que conducimos un auto, especialmente por las carreteras, conoceos la existencia de ángeles de la guarda. Varias veces habrás visto coches al borde de un accidente que, empujados por una extraña fuerza, han evitado una colisión en el momento preciso.
Cuando uno resulta gravemente herido y alguien acude a salvarle la vida en el instante preciso, éste último generalmente va porque “algo” le ha indicado que fuera. El ángel de la guarda del herido ha ido a buscar al ángel de la otra persona y le ha transmitido la llamada de socorro. Fundamentalmente, se sabe que los ángeles de la guarda nos vigilan y protegen en cada uno de nuestros movimientos.
¿Por qué pues no intentamos llegar a conocer a nuestro ángel de la guarda? Tu ángel de la guarda puede ayudarte de muy distintas maneras, aparte de salvarte de accidentes de coche o de daños físicos. Cultiva una profunda relación con tu ángel de la guarda. Le puedes pedir sabiduría y clarividencia en los momentos más confusos de tu vida. También puedes conseguir que tu ángel establezca contacto con los ángeles de la guarda de tus amistades para que así puedan comentar entre ellos tus relaciones.
Haz caso de tu intuición; ésta irá en aumento si estás en armonía con tu ángel. Ten en cuenta que los mensajes de advertencia y consejo que recibes de tu ángel de la guarda llegan a ti gracias al conocimiento profundo de tu intuición. ¿Has dejado alguna vez de hacer algo porque de repente has tenido la sensación de que iba a ser un error, dándote cuenta más tarde de que si lo hubieras hecho, los resultados habrían sido desastrosos?
Sé creativo con tu ángel de la guarda. En tu intimidad, compórtate como el niño que tiene un amigo y confidente invisible. A los ángeles les encanta. Se sabe que los niños ven y hablan con sus Ángeles. Esto sucede antes de que puedan expresar aquello que ven con exactitud, pero hay algunos que recuerdan cuando podían ver y hablar con su ángel de la guarda.
En determinados periodos del desarrollo de un niño sus ángeles de la guarda llaman a sus ayudantes. El ángel suele necesitar ayuda cuando el niño cumple los “terribles dos años” de edad. Después de que todo haya vuelto a su cauce (esto depende del niño), no se precisa de ayuda extra hasta que el niño pase a la adolescencia y comience a conducir. En este momento, algunos jóvenes disponen de un ejército de Ángeles de la guarda, pero la mayoría de ellos cuentan por lo menos con dos Ángeles que trabajan horas extras para protegerlos durante esta etapa tan arriesgada. A los veinte años, edad en que los jóvenes son conscientes de que no son indestructibles, la ayuda angélica ya no es tan necesaria. Más adelante en la vida la ayuda extra variará según las necesidades.
Un gran número de seres humanos sufre a lo largo de su vida y esto hace que se produzca una regresión en su crecimiento espiritual, porque se sienten profundamente desdichados. En el subconsciente de estas personas existe la idea de suicidio cuando tienen que reaccionar o tomar decisiones importantes en la vida. Los ángeles se sienten frustrados cuando deben asistir a estos infelices. Es obvio que los Ángeles no participarán de esta infelicidad. Por lo tanto éstos sólo pueden esperar a que estas personas decidan dejar de sufrir y se produzca así una transformación. Estamos dotados de libre albedrío, así que, si queremos sufrir, o creemos que esto es lo apropiado, es problema nuestro.
A veces creemos que los ángeles están de vacaciones. Algo que creemos que ni Dios ni nuestro ángel de la guarda lo permitiría, ocurre. Uno de los grandes misterios de la vida es entender por qué a personas buenas les acaecen desgracias y, en cambio, malas personas tienen suerte en la vida. Podemos elucubrar al respecto y encontrar respuestas tales como el karma y a otras tantas lecciones que debemos aprender. Pero nunca se puede responder de manera satisfactoria a la pregunta de por qué existe la injusticia en el mundo. Nuestros ángeles de la guarda nunca se van de vacaciones, pero cuanto más positivos y optimistas seamos, más fácil les será protegernos y darnos sustento.
Así pues, llénate de esperanza, confianza y fe, porque tu ángel de la guarda siempre se ocupará de ti. No te preocupes por el mañana, sé feliz por ser quien eres y da gracias a tu ángel de la guarda. Ten siempre presente que él es el mismo hoy, que ayer y que mañana. El quiere recordarte que en estos momentos estás viva y que, te guste o no, esto es un hecho.
Tu ángel te vigila y controla cada uno de tus pasos, esperando siempre un progreso. Ya sea de la desgracia a la normalidad, de la normalidad al bienestar o del bienestar a la felicidad absoluta; tu ángel siempre quiere llevarte a un escalón superior. Estará siempre a tu lado para recordarte el importante papel que juegas en este planeta tan concurrido.
La costumbre católica de recitar la oración del Ángel de la Guarda puede ayudarte a sentir la presencia de tu ángel:
Ángel de la Guarda, dulce compañía
No me desampares ni de noche ni de día.
Las horas que pasan, las horas del día,
Si tú estás conmigo serán de alegría.
No me dejes solo, sé en todo mi guía
Sin ti soy chiquito y me perdería.
Ven siempre a mi lado, tu mano en la mía,
Ángel de mi guarda, dulce compañía.

* * * * *
¿QUIÉN SOY YO?
Conocerse a sí mismo no es por cierto tarea sencilla, pero sí esencial, siempre que nuestro deseo sea llegar a aprender cómo ponernos en contacto con nuestros ángeles. Ellos están observándonos con muchísima más precisión que nosotros mismos. Pueden recordar cada una de nuestras aspiraciones. Esto es algo que jamás podríamos igualar, pero, en cambio, podemos y debemos tratar de recordar todo cuanto hemos hecho en este mundo. Llevar a cabo una especie de autobiografía mental.
Para preparar esas memorias, o como se las quiera llamar, tendrás que disponer de algunos momentos particularmente calificados del día o de l anoche, aquellos en los cuales nuestros procesos mentales no se ven perturbados por nada y por lo mismo se muestran más activos, ya que éste será un ejercicio de la mente y la voluntad.
Elije una habitación tranquila o un espacio abierto, con tal de que allí se produzca el menor número posible de distracciones. No pongas ninguna clase de música, puesto que este ejercicio ha de ser una entrega muy seria y de total concentración. Escoge también una silla cómoda o adopta una postura recta y alerta, de ningún modo relajada ni carente de un enfoque definido.
Tómate unos minutos antes de acostumbrarte al ámbito que haya a tu alrededor, que serán aprovechados asimismo para expulsar de tu mente toda posible preocupación. A renglón seguido, deberás expresar lentamente una breve oración implorando ayuda y cooperación. Se elevará esa plegaria a la Altísima Fuente que cada no reconozca como existente fuera de nosotros, diciendo algo similar al o que sigue:
“Humildemente trato de saber de mí cuanto pueda saber: quién soy, de dónde provengo, hacia dónde voy, y qué es lo que deberé hacer en éste mi viaje por este mundo. Pido ayuda y esclarecimiento para comprender qué significa ser humano, qué significa ser yo. Doy gracias por el conocimiento e iluminación que necesito para hacer esto.”
Después, permanece sentada alrededor de un minuto y formúlate esta pregunta: “¿Quién soy?”. Y a partir de entonces empieza a contestar, con todos los detalles de que seas capaz, todas las conexiones y recuerdos posibles. No hay respuestas correctas o equivocadas; cualquier cosa que “seas” es correcta. Intenta establecer todas las relaciones, todas tus cualidades y defectos, cada experiencia pasada.
Las afirmaciones que se hagan acerca de quiénes somos tendrán que contener la mayor exactitud posible. Si se trata de una cualidad que forma parte de nuestra vida, si es una esperanza que se abriga para disfrutar durante la vida, si forma parte del pasado o del presente, todo eso también deberá mencionarse.
Cuando hayas terminado – cosa que puede demandarte horas e incluso varias sesiones por el estilo – da gracias por todo lo que eres, lo que has hecho y lo que desearías ser. Para entonces, lo más probable es que hayas expresado al menos un millar de declaraciones acerca de quién eres, y te percatarás de cuán complicado es, y con cuántas otras vidas, las vidas de otros, has tenido que ver. Tus ángeles acudirán en tu ayuda, porque es importante para ellos que tu propia autoconciencia se acreciente.
Este ejercicio sólo deberás realizarlo una vez, siempre que le concedas el tiempo y la atención que realmente merece. No obstante, podrás repetirlo en caso de que quieras agregar más detalles a tus propias apreciaciones respecto de lo que eres.

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INVOCACIONES Y ORACIONES
Voy a darte una serie de oraciones e invocaciones provenientes de las más diversas fuentes.
Muchas de ellas proceden de los libros de Hodson que, como ya hemos visto, tenía mucha familiaridad con los Ángeles.
Elegí aquella que más se acomode a tu modo de ser, repítela y, si es posible, fotocópiala y divúlgala. Así te convertirás en colaboradora activa en la construcción del famoso puente entre nosotros y Ellos.
Pero casi tengo la certeza que, si has llegado en tus estudios a esta parte, ello significa que, desde hace ya mucho tiempo estás trabajando en la construcción de aquel famoso puente, mucho más de lo que tu memoria logre recordar.

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ORACIONES
A los Ángeles Sanadores
¡Os Saludo, Devas de la sanación!
Venid en nuestra ayuda.
Verted vuestra energía curativa
Sobre este hermano nuestro.
Colmad cada célula de fuerza vital.
Dad a cada nervio la paz.
Aplicad los sentidos torturados.
La onda de vida que sube
Lleve calor a cada fibra
Mientras el cuerpo y el ánima son restaurados
Por vuestro poder sanador.
Dejad que un ángel vele,
Que conforte y proteja
Hasta que la salud retorne.
Un ángel que rechace todo mal
Y acelere el retorno de la fuerza
O acompañe a la Paz si la Vida se ha acabado.
¡Os saludo, Devas de la sanación!
Venid en nuestra ayuda
Compartid con nosotros las fatigas de la Tierra
Para que Dios se despierte por medio del hombre.
A los Ángeles de la Naturaleza
¡Os saludo, Devas de la Tierra y del Cielo!
Venid en nuestra ayuda.
Dad la fertilidad a nuestros campos,
Desatad la vida en todas nuestras semillas,
Que nuestra tierra puede ser fecunda.
¡Os saludo, Devas de la Tierra y del Cielo!
Venid en nuestra ayuda
Compartid con nosotros las fatigas de la Tierra
Y que la Divinidad interior sea liberada.

* * * * *
MEDITACIÓN PARA CONECTARNOS CON NUESTRO ÁNGEL GUARDIÁN
1) Siéntate cómodamente frente a plantas y flores, obsérvalas, conéctate con la belleza de la naturaleza que se encuentra frente tuyo. Inspira esa belleza y siente como esta energía de la belleza llega a tu corazón.
Desenfoca la vista y comenzarás a ver una luminosidad que irradian las plantas que se encuentran frente tuyo. Inspira profundamente y siente como esa energía, con cada inspiración llena tu corazón y comienzas a sentir una sensación de amor que sale de tu corazón, pasando por tu cabeza y se conecta con la planta que se encuentra frente tuyo, y la sensación de amor sigue creciendo.
2) Plena de energía de Amor cierra tus ojos e imagina el cielo estrellado a tu alrededor, imagina que todas las estrellas se conectan contigo. Inspira profundamente y siente como el Amor en tu interior crece.
Siente como esa energía sale de vos a través de todos tus poros e ilumina tu cuerpo energético, va hacia el cosmos y regresa llenándote de más Amor.
Tu ser está conectado con el universo, pleno de energía.
3) Visualiza sobre tu cabeza la imagen de un Ángel. Imagina que la luz que sale desde el centro del corazón del Ángel es blanca y dorada. Inspira y siente como esta luz cubre tu cabeza y tu rostro. Comenzarás a sentir un cosquilleo en tu coronilla, un tibio calor que te envuelve.
Inspira aún más profundamente y siente que esa luz llega a tu corazón. Siente paz y alegría plena. Cuando sientas esto pide a tu Ángel que te dé una muestra de su Amor generando una coincidencia favorable para vos y hace un pedido simple para sentir su acción en tu vida.
4) Lleva tus manos hacia el corazón en señal de agradecimiento a Dios y a tu Ángel. Conserva lo más posible el estado de felicidad que está en vos en espera de la señal que le pediste a tu ángel. Una vez que sientas la presencia de tu ángel y su acción en tu vida, te encuentras preparada para profundizar aún más esa relación y transformarte en un canal de la luz del Reino Angélico en nuestra tierra.
No está demás que antes de dormir repitas la tradicional plegaria de nuestra infancia: “Ángel de la guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día”, solamente para que nuestro protector sepa que lo tenemos presente.
mos presente.
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--> Publicado por Maria Elena Syro P para Meditaciones en el Mar Rojo.
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