El
hinduísmo es un conjunto de religiones de la India. No posee
fundador, no es una religión homogénea ni una filosofía, sino un
conjunto de creencias metafísicas, religiosas, cultos, ritos,
principios morales y costumbres que conforman una tradición común, en
la que no existen ni dogmas definidos, ni una organización
central. En lo que llamamos "hinduísmo" confluyen
concepciones de la divinidad, del ser humano y del mundo diferentes y
hasta contradictorias entre sí, conviviendo pacíficamente en una
tradición religiosa común, llamada en sánscrito: "Sanâtana
Dharma" (= orden eterno). Lo importante no son tanto los
contenidos doctrinales, sino el comportamiento correcto, el rito
correcto, la religiosidad bien vivida.
El
amor compasivo de los hindúes hacia todos los seres vivientes,
una cierta indiferencia ante lo sensible, las formas y las
apariencias, y el deseo de acercarse a la divinidad por cualquier camino
oportuno, son los factores unificadores de una infinidad de religiones
milenarias coexistentes en la India.
Se
considera al hinduísmo la tradición religiosa más antigua del mundo
(5000 años); el número actual de hinduístas, dentro y fuera de la
India, abarca a más de 800 millones de personas. En la India son
el 85 % de la población.
Contexto
histórico.
Fue a partir del valle del Indo y
de las llanuras del Ganges, donde surgió la religión védica que
se convertiría en el brahmanismo. Esta región, poblada por los drávidas,
fue invadida por los arios, llegados del sur de Rusia. Hubo también
emigrantes llegados de Malasia, Babilonia e Irán. Allí surge una
mezcla de cultos y creencias que da lugar a lo que con el tiempo se
llamó en Occidente "hinduísmo".
En
la época de Alejandro Magno, tras su conquista de la parte más
occidental de la India, se crearon reinos greco-indios en los que la
religión griega convivía con el hinduísmo y el budismo.
A
partir del siglo VIII, los musulmanes empezaron a llegar al norte de la
India y siglos más tarde controlaron casi todo el país. Al ser
musulmanes los reyes y dirigentes, mucha gente se convirtió al Islam.
En el siglo XIX se completó la colonización de la India por los
ingleses, aunque muy pocos hinduístas adoptaron la religión de sus
conquistadores. En 1947, la India consiguió su independencia,
pero se dividió por razones religiosas, quedando los musulmanes en los
extremos este y oeste del subcontinente indio. Por estas circunstancias
históricas, aunque la inmensa mayoría de los hinduístas estén en la
India, también los hay fuera de ella, en Bangladesh, en Pakistán, en
Sri Lanka, en Indonesia y en Malasia. También son numerosos los
hinduístas en Gran Bretaña, en Sudáfrica, en Estados Unidos y en
Guyana y Surinam.
Doctrinas.
A pesar de la amplia diversidad de
creencias, podemos encontrar algunos elementos fundamentales en la
tradición religiosa de los hindúes.
En
el cosmos, todo tiene su dharma, su destino, su
orden: dioses, hombres, animales, plantas... incluso los ríos y
corrientes tienen su destino: han de fluir, limpiar, transportar, pero
también arrastrar y destruir.
Detrás
del universo visible, de lo aparente (mâyâ), al que se
atribuyen ciclos sucesivos de creación y destrucción, hay otra realidad
eterna y sin cambios, que es el ámbito de lo divino. Abandonar el
ciclo de reencarnaciones
(samsara) y retornar al universo espiritual constituye la salvación
para la mayoría de los hinduístas.
A
pesar de la multiplicidad de dioses (33.000 figuran en sus escritos
sagrados), fue tomando relevancia una tríada de dioses (Trimurti):
Brahma (creador), Visnú (conservador), y Shiva
(destructor), que en realidad son tres modos de manifestarse (modalismo)
de la misma divinidad o Brahmán.
El
dios Visnú es el que cada cierto tiempo se encarna en alguna figura
salvadora (avatar) que ayuda a los humanos. Estos avatares,
encarnaciones de Visnú en animales o humanos se conocen por el nombre
de Rama, Krishna, Buda, etc.. El mismo Jesucristo sería para algunos
hindúes un avatar del dios Visnú. El dios Shiva tiene una esposa que
aparece con diversos nombres como Kali, Shakti, Durva, Parvati, o
Kumari.
Dentro
del hinduísmo encontramos tres modelos de relación de Dios con el
mundo:
1.
Monista. Lo
absoluto (lo divino) y el mundo son totalmente idénticos: sólo existe
lo uno (el brahmán), que es idéntico al alma del ser humano (atmán).
El mundo es sólo realidad aparente (maya). La salvación se
conseguiría mediante la meditación, la experiencia mística de unión
con el Todo-Uno.
2.
Dualista. Lo
absoluto y el mundo están totalmente separados (dualismo). Brahmán es
el Dios uno y único, pero el mundo es creado, conservado, gobernado y
también destruido cíclicamente por Dios. El mundo es malo y
defectuoso.
3.
Monismo moderado.
Lo absoluto y el mundo son idénticos, en la diversidad. Lo absoluto es
un Dios personal, que desde toda la eternidad deja suelto al mundo y lo
conserva, lo dirige desde dentro.
Espiritualidad.
Podemos encontrar tres caminos
para alcanzar la salvación, la cual consiste en la felicidad eterna y
la liberación del samsara (ciclo de reencarnaciones):
1.
Camino de la
acción (Karmayoga): Cada alma (atmán) debe conocer y
realizar su deber, su ley personal, el papel que le toca jugar en el
equilibrio de la armonía cósmica. Todo ser debe ser capaz de actuar
desinteresadamente, prescindiendo de los frutos o resultados de su
acción. Eso no significa no actuar ni ceder a los dictados de la pereza
o del miedo.
2.
Camino del conocimiento (Jñanayoga):
Alcanzar una intuición espiritual (gnosis) capaz de percibir
toda la riqueza de la realidad en su unidad, sobrepasando las
apariencias del mundo sensible (maya).
3.
Camino de la devoción (Bhaktiyoga):
Es el camino del amor a Dios y a todos los seres. Insiste en la
relación de alteridad con lo divino que es misericordia, amor y
ternura, tomando formas femeninas. La divinidad es compasiva y se
expresa comúnmente en imágenes de amistad y matrimonio. Es el camino
más popular y conocido dentro de la espiritualidad hindú.
La
presencia de escuelas diferentes dentro del hinduísmo no debe ser vista
como un cisma. Por el contrario, no hay animosidad entre las escuelas.
Hay
prácticas que todos cumplen, como reverenciar a los brahmanes
(sacerdotes) y respetar los lugares
sagrados, y los varios
ritos: no comer la carne de algunos animales y casarse sólo con una
persona de la misma casta (el hinduísmo establece el sistema social de castas).
La doctrina del hinduismo está recogida en cuatro libros, los Vedas.
Palabras
Claves
*Reencarnación:
Es la creencia hindú en la transmigración de las almas, cuando
al morir una persona su alma vuelve a nacer en otro cuerpo. El alma
eterna (atmán) está desterrada en el cuerpo; como un ave
migratoria va volando de cuerpo en cuerpo, sin fin, durante toda la
duración de un ciclo cósmico, antes de fundirse con el
"brahmán". Pero cargando con el peso de sus malas acciones,
va bajando en la escala de los seres, renaciendo en el cuerpo de un
hombre de categoría inferior, y hasta en un animal o planta. O bien
aligerada por sus buenas acciones, se va elevando hasta alcanzar la
liberación definitiva del cuerpo. Karma: significa
"acto" u "obra", y es la fuerza invisible que emana
de todos las obras o actos humanos y es la ley que obliga al alma a
reencarnarse.
*Castas.
El hinduísmo
divide la sociedad en cuatro castas, o estratos sociales bien
definidos:
los
sacerdotes (brahamanes), los nobles y guerreros (kshatriya),
los comerciantes (vaisya) y los artesanos (sudra).
Finalmente están los sin casta, o parias
(intocables). Actualmente también existen diversas subcategorías
dentro de cada casta. Aunque el sistema de castas fue abolido en 1947,
sigue practicándose en muchos lugares dados sus fundamentos religiosos
y su peso milenario. Nacer en la desgracia no es visto como una
injusticia, sino como resultado de un karma negativo en una vida
anterior. Y al revés, el paria, tiene la esperanza de que mejore su
suerte en una vida futura gracias a sus buenas obras.
*Lugares
sagrados. Además
de la infinidad de templos y lugares de peregrinación, el río
Ganges es el más sagrado, especialmente en su paso por la ciudad de
Benarés. Esta ciudad es el más importante centro de
peregrinación y se utiliza para baños de purificación, para dejar las
cenizas de los muertos, y donde las mujeres que pierden a sus maridos
les envían lámparas de aceite para que vuelvan.
B. Diálogo entre
creyentes
Chiara Lubich en India
En 2001, en un viaje a Coimbatore, en el sur de la
India, pocos días después de recibir el premio gandhiano "Defensor
de la paz", Chiara Lubich presentó el diálogo con el
hinduísmo como una nueva puerta hacia el futuro.
En el sur de la India está la tierra tamil, bañada
por el Golfo de Bengala; allí, el espíritu de Gandhi no ha muerto.
Huésped de esta tierra, Chiara declaró: "En la tierra de
Gandhi, en la patria de la no violencia y de la paz, no podía esperarme
nada mejor. He venido a la India con el deseo de escuchar y aprender
para iniciar un diálogo con ustedes, a quienes considero hermanas y
hermanos. Se lo ricas que son su cultura y su tradición religiosa, y
también conozco su gran sensibilidad a los valores espirituales".
Luego citó un antiguo himno hindú que al hablar del
amor de Dios, recuerda: "Dios es el primero que nos amó, pues
fue él quien nos dio el amor y quien lo aumenta en nosotros cuando lo
buscamos".
Y recordó la experiencia de solidaridad vivida
durante la guerra, señalando cómo el Señor la guió hasta el corazón
del Evangelio, que es la ley del amor. Luego mencionó la "Regla de
Oro" que comparten todas la religiones: "Haz a los demás lo
que te gustaría que te hicieran a ti".
Sus interlocutores, los monjes hindúes, declararon: "En
un mundo dividido, necesitado de unidad, Chiara y su movimiento es lo
que hace falta, porque promueve la buena voluntad, la amistad y la paz
entre la gente. Mientras haya buenas personas como Chiara y sus amigos
trabajando por la unidad, la Tierra será un lugar de paz en el que
poder vivir. Un día, la tierra será cielo. Todos los credos tienen que
avanzar juntos, pues todos buscan la verdad, que no es otra cosa que
amor y paz".
"En este gran país, que va desde el Himalaya
hasta la punta de la India, todos los seres son una imagen viva de Dios.
Nuestro libro sagrado más antiguo dice que si a uno se le pide que dé
la vida por otro, tiene que estar dispuesto a hacerlo. También dice que
no tienes que soportar simplemente el sufrimiento, sino dar el bien que
viene del dolor".
"Me ha impresionado cómo habla Chiara de Dios
amor, pues nosotros también hablamos de él en nuestra tradición. Ésa
es nuestra fuerza unificadora. Si decimos que Dios es amor, y creemos en
Dios, tenemos que hacer partícipes a los demás del amor de Dios. El
reto es saber llevar esta inspiración -que ustedes toman del Evangelio
y nosotros de nuestras escrituras- a las estructuras religiosas".
Y concluyen: "Ahora se trata de trabajar juntos".
El ejemplo de Gandhi
El carácter incluyente del hinduísmo, que invita a
cada ser humano a adorar a Dios según su propia fe, le ha permitido
vivir en paz durante varios milenios con todas las religiones, con su
amplio espectro de cultos y rituales. Descubrimos así cómo algunos
valores esenciales para la humanidad, como la tolerancia o la
no violencia tienen una presencia fundamental en las antiguas
tradiciones de la India, pero también descubrimos antivalores como el
sistema de castas, el grupo social de los parias (= intocables)...
El Mahatma Gandhi (nacido en Porbandar en
1869, y asesinado en Nueva Delhi en 1948), rigurosamente fiel en lo
esencial a la tradición hindú, no acepta sin embargo la
inamovilidad de los principios, y plantea la necesidad de cuestionar
ciertas prácticas o creencias, explicables, tal vez, en otro tiempo,
pero injustificables ya en su época. La figura de Gandhi, con su
prédica por la no violencia, se nos muestra así como un ejemplo
de la fecundación de los valores eternos de una antiquísima
espiritualidad oriental por una sensibilidad moderna, más atenta a
la valoración del individuo.
C.
La Buena Noticia cristiana
Compartimos con alegría y respeto
muchos de los valores morales y espirituales del hinduísmo, como la importancia
del amor a todos los seres, la búsqueda de la paz y la armonía entre los seres
humanos, la importancia del amor a Dios y de la devoción auténtica que brota
de un corazón transparente; sin embargo, no son pocos los elementos en los
cuales diferimos.
La actitud de diálogo nos debe
impulsar siempre hacia el amor y el respeto a nuestros hermanos hindúes, pero
esto no nos impide ver cómo algunas de sus creencias son incompatibles con
nuestra identidad cristiana.
Ante la "Reencarnación", la buena noticia
de la Resurrección
Frente a la moda de creer en la
reencarnación, el cristianismo afirma la resurrección gloriosa como meta
definitiva de la existencia humana. Para el Evangelio, ésta es la única vida
terrena decisiva. Jesús le dijo al buen ladrón: "Hoy estarás conmigo
en el Paraíso" (Lc 23,43). El destino de la persona se decide
irrevocablemente en esta vida... La Resurrección de Jesucristo es la piedra
fundamental y el núcleo esencial del cristianismo, sin el cual "vana
sería nuestra fe" (1Cor 15,14). El Catecismo de la Iglesia Católica
(n. 1013), dice: "ya no volveremos a otras vidas terrenas... No hay
reencarnación después de la muerte". El cristiano por lo tanto sólo
espera en la resurrección. Porque para nuestra fe cada uno de nosotros es un
ser único e irrepetible, no un "alma" que viaja de cuerpo en cuerpo.
Una Salvación gratuita, en
lugar de la "autoliberación"
En la fe cristiana la salvación es
un don gratuito de Dios ofrecido a todos, mediante la fe en Jesucristo (ver Ef
2,8-9 y Tito 3,4-7). En el hinduísmo cada uno se salva a sí mismo por sus
obras de justicia, amor y piedad, o por el conocimiento espiritual, pero no hay
necesidad de un salvador. Su concepto de gracia consiste simplemente en los
favores de los dioses, pero todo depende en gran medida de los actos humanos. En
cambio, en la fe cristiana, es el Dios personal que nos ama, el que sale a
nuestro encuentro y viene a liberarnos del pecado, del mal y de la muerte, y nos
hace capaces de responder a su llamada.
La encarnación de Jesús no es sólo la
manifestación de un "avatar"
Jesucristo no es sólo un maestro de moral que vino a
traer enseñanzas y un mensaje de amor; es mucho más que eso. Para los
hinduístas es común la idea de una manifestación humana de lo divino (avatar),
por ejemplo, Krishna. Para Gandhi, por ejemplo, Jesucristo es un avatar de la
divinidad, y lo proclama su modelo de no-violencia. Un hinduísta puede aceptar
al Jesús histórico, su predicación, sus bienaventuranzas, la defensa de los
pobres y la propuesta del amor no-violento. Sin embargo, nuestra fe en la
Encarnación de Jesucristo, es mucho más que una simple manifestación humana
de Dios. Cristo es Dios hecho hombre, es quien nos reveló el rostro de Dios y
su palabra definitiva. Aceptar a Jesús implica aceptar lo que él dice de sí
mismo y lo que sus apóstoles nos transmitieron, y eso implica no aceptar
relativizaciones o reducciones de su identidad.
para
reflexionar...
Hinduísmo y Cristianismo
¿Cuál debería ser la
perspectiva cristiana adecuada ante esta religión de Oriente que está
teniendo un impacto tan grande en Occidente?
Identidad cristiana
- ¿Qué elementos de la
identidad cristiana pueden ser anunciados como Buena Noticia al
hinduísmo?
- Gandhi valoró la no violencia en el
Evangelio de Jesús: ¿por qué fue tan determinante para él y no lo es
para los cristianos?
Concilio
Vaticano II
El Concilio Vaticano II, en la Declaración "Nostra
aetate" (1965), dice:
"Así, en el hinduísmo, los
hombres escrutan el misterio de lo divino y lo expresan mediante la inagotable
fecundidad de los mitos y los penetrantes esfuerzos de la filosofía, y buscan
la liberación de las angustias de nuestra condición a través de formas de
vida ascética, la meditación profunda o el refugio en Dios con amor y
confianza..." (n
2)
"...La Iglesia reprueba, como
ajena al espíritu de Cristo, cualquier discriminación o vejación por motivos
de raza o color, de condición o religión..." (n 4)
Fuente: http://www.chasque.net/
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